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Migraña.

Migraña.

La migraña es una de las cefaleas que origina mayor número de visitas a la consulta del médico. Suele manifestarse en forma de episodios repetidos, de diferente intensidad pudiendo ser:

Hemicraneal (es decir, el dolor se percibe solo en una parte de la cabeza).
Pulsátil (intermitente, coincide con el latido del corazón).
Paroxística (de manera brusca, aunque muchos pacientes refieren ciertos síntomas premonitorios).

En algunos casos pueden pasar varias horas hasta que el dolor de cabeza se establece completamente variando de una persona a otra, tanto por el tiempo que tarda en aparecer, como por la presencia o no de síntomas que avisen de la llegada del dolor.

Un ataque agudo de migraña puede durar entre cuatro y 72 horas. Una cefalea que dura unas horas o un par de días, será primaria, es decir, ocurre “sin más” Y no está motivada por otro problema–, sea el tipo de cefalea que sea. Sin embargo, una cefalea que dura varios días o semanas, puede indicar que hay otro problema que está causando ese dolor de cabeza y se conoce como cefalea secundaria).

Un ataque de migraña puede llegar a ser incapacitante, impidiendo a la persona que realice las actividades diarias o laborales que suele llevar a cabo normalmente.

Es tan frecuente que aproximadamente entre un 13% de la población la sufre de manera recurrente. También se presenta en niños y adolescentes pero de diagnóstico más complicado por la dificultad en la descripción de los síntomas. Afecta más a las mujeres que a los hombres, especialmente en la edad fértil, y está comprobada la existencia de una predisposición de tipo genético a sufrir migraña. Hasta en el 60% de los casos hay relación familiar.

Es complicado explicar el proceso por el que ocurre la migraña y cuáles son sus causas. En la actualidad se acepta la teoría NEUROVASCULAR. Según esta teoría la migraña se inicia por un mecanismo que afecta a estructuras neuronales del cerebro, las cuales acaban activando el sistema vascular de las meninges, responsables finalmente de dolor.

Se considera que el desencadenante de la migraña es un estímulo frente al cual la persona migrañosa es hipersensible, probablemente como consecuencia de una predisposición genética. Y a su vez, este estímulo puede ser de distintos tipos:

Hormonales: es característico que el descenso en los niveles de estrógenos antes de la menstruación desencadene una crisis migrañas.
Dieta: algunos alimentos que contienen tiramina (quesos, nueces, algunas conservas de pescado), bebidas alcohólicas, pueden provocar una migraña. Descubre más sobre la relación entre alimentación y migraña.
Factores ambientales y psicológicos: situaciones con estrés, angustia, cambios de presión atmosférica, etcétera son causas potenciales de generar esta situación.

La activación de una región llamada hipotálamo sería la responsable de las sensaciones previas de malestar, que son percibidos por un porcentaje de los migrañosos horas o días antes del inicio de la migraña.

La activación de la corteza cerebral, se relacionaría con la presencia del aura migrañosa, que es un fenómeno visual luminoiso, que aparece unas horas o minutos antes del ataque. Finalmente, la activación de los núcleos que están en el tronco cerebral desencadenaría la activación de fibras sensitivas, sobre todo de un nervio llamado trigémino. Este nervio inerva los vasos sanguíneos de las meninges y su activación produce vasodilatación e inflamación de los mismos, siendo responsables de la crisis migrañosa propiamente dicha.

Actualmente hay dos formas de tratamiento de la migraña: fármacos encaminados a paliar los ataques y fármacos encaminados a prevenirlos.

En el caso del tratamiento paliativo durante los ataques (hay que recordar que la migraña no se cura), estos son los más utilizados:

Analgésicos: como el paracetamol.
Antiinflamatorios no esteroideos: como el ibuprofeno, el ácido acetilsalicílico, el naproxeno, el piketoprofeno...; pueden producir problemas gastrointestinales (úlceras) y siempre deben de administrarse con alimento.
Derivados ergotamínicos: como la ergotamina y la dihidroergotamina. Pueden asociarse con cafeína, para favorecer la absorción. Se siguen comercializando, pero su uso empieza a ser menor, en favor de otros tratamientos con menores efectos adversos.
Triptanes: como el sumatriptán, zolmitriptán, rizatriptán... son agonistas de la serotonina y, por ello, disminuyen la dilatación de los vasos del cerebro. Son ampliamente utilizados y muy seguros, aunque las personas con antecedentes de afecciones de corazón, o con hipertensión no controlada, no pueden tomarlos.

También puede ser muy útil el uso de medicamentos contra los vómitos unos minutos antes de tomar estos fármacos, ya que la migraña suele cursar con este síntoma; y además, evitan que la medicación por vía oral se vomite, lo que anularía su efectividad.

El paciente migrañoso debe tomar a diario el tratamiento preventivo, si el médico así lo ha recetado. Hay ciertos factores que pueden desencadenar la migraña y es recomendable conocer los que más afectan al paciente y evitarlos.

Es importante controlar los horarios de comidas y de sueño, ya que las alteraciones de los mismos pueden producir ataques de migraña.
El estrés desencadena la migraña, por lo que se aconseja evitarlo, en la medida de lo posible.
Se debe intentar no tomar cafeína, alcohol y realizar una actividad física regular. En el caso de que existieran concomitantemente patologías como la ansiedad o la depresión, deben tratarse convenientemente.

En caso de que aparezca el ataque, se debe tomar la medicación lo antes posible. Es preferible tomarla pronto y controlar la intensidad del ataque, antes que esperar a que aparezca el dolor, ya que será más difícil controlarlo.

Una vez tomada, hay que permanecer en reposo. Si es posible, es conveniente dormir, ya que el sueño disminuye el dolor. En caso de que el paciente no pueda conciliar el sueño, al menos debe tumbarse en una habitación oscura y silenciosa, hasta que la medicación comience a hacer efecto.

Llevar un diario donde apuntes los días, intensidad y contexto en el que han aparecido tus ataques de migraña puede ayudarte a identificar ciertas pautas y anticiparte en lo posible a su presentación.