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El uso del calor y el frío de forma terapéutica es muy común, pero muchas veces no se aplican de la
forma correcta o para la patología adecuada. Es importante saber que la aplicación de termoterapia
(calor) o crioterapia (frío) no constituyen por sí solos un tratamiento, pero si son de gran ayuda como
complemento terapéutico en algunas lesiones del aparato locomotor.

Su gran aceptación reside principalmente en el hecho de que los pacientes se lo pueden aplicar ellos
mismos en casa, sin necesidad de acudir a un centro especializado.

Es muy importante conocer bien en qué caso poner frío o poner calor y algunas recomendaciones
generales para la aplicación. Para ello puedes consultar a tu farmacéutico habitual y él te indicará el
tratamiento que mejor se ajuste a tu problema y también cómo llevarlo a cabo.

A modo de resumen:

Aplicaremos frío, durante no más de 15 minutos cada 2 horas, si nos hemos dado un golpe o lesionado
en los últimos 3 días. Ej: Esguince, fractura, caída, ...

Aplicaremos calor si tenemos un dolor crónico (dura más de 3 meses) que no ha sido originado por un
traumatismo. Ej: lumbago, contractura, ...
Se ha demostrado que la aplicación de calor local también reduce el dolor en dolores no musculares
como: dolor menstrual, dolor por cólico renal, ...