Hipertensión Arterial
La hipertensión arterial (HTA) es probablemente el problema de salud pública más importante en los países desarrollados.
Es una enfermedad frecuente, asintomática, fácil de detectar, y casi siempre, de tratar, que se asocia a incapacidad, disminución de la calidad de vida y mortalidad prematura si no recibe tratamiento.
La HTA supone la elevación crónica de la presión arterial sistólica (PAS), la presión arterial diastólica (PAD) o de ambas.
En todas las edades, el diagnóstico de HTA se establecerá tras la comprobación de los valores de PA en dos o más medidas, que se deben tomar en, al menos, dos o más ocasiones separadas varias semanas. Una única toma de PA elevada no es suficiente para realizar el diagnóstico de HTA.
Condiciones para la medida de la presión en la farmacia:
1. Guardar reposo durante 5 minutos antes de la medida.
2. No haber fumado, tomado café, té, bebidas excitantes o alcohol o hecho ejercicio en los 30 minutos previos a la medición.
3. Acudir con la vejiga vacía.
4. Estar correctamente sentado, brazo extendido y apoyado sobre una mesa. Los pies sobre el suelo, sin cruzar las piernas.
Modificaciones en el estilo de vida para mejorar y controlar la presión arterial:
Restricción en el consumo de sal.
Existen evidencias contrastadas de que un excesivo consumo de sal puede producir hipertensión resistente. Evitar comidas preparadas por su elevado contenido en “sal oculta”, moderar el consumo de sal como tal, emplear hierbas aromáticas o especias en lugar de sal a la hora de condimentar los alimentos.
Recordar que el 80% de la sal que se consume proviene de los alimentos y solo un 20% de la sal añadida en la comida.
Elevar el consumo de frutas, vegetales y otro tipo de dietas bajas en grasas (dieta mediterránea).
La Guía Europea de Hipertensión recomienda que los pacientes con hipertensión coman pescado al menos dos veces en semana y 300-400 g / día de frutas y verduras.
Ejercicio aeróbico regular.
El ejercicio puede ayudar a perder peso, y esta pérdida mejora la eficacia de la medicación así como el perfil de riesgo cardiovascular.
Abandonar un hábito que constituye un factor de riesgo cardiovascular mayor y el primer factor de riesgo para la cardiopatía isquémica: el tabaquismo.
Y lo más importante: cumplir con el tratamiento (adherencia) de los tratamientos antihipertensivos.
Tratamiento farmacológico: diuréticos (incluyendo tiazidas, clortalidona e indapamida), beta-bloqueantes (bisoprolol, carvedilol), antagonistas del calcio (verapamilo, diltiazem, amlodipino), inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (captopril, ramipril) y los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (valsartán, losartán) son adecuados para la iniciación y mantenimiento de tratamiento antihipertensivo, ya sea como monoterapia o en algunas combinaciones.